Ayer fue un día abundante!

Porque me desperté en el paraíso.

Porque hice yoga en la terraza, mirando al mar.

Porque tuve dos pequeños alumnos que se convirtieron luego en mis profesores y fue muy divertido.

Porque me tomé un Cola Cao con grumitos de desayuno.

Porque me permití el lujo de no bajar a la playa, y quedarme haciendo cositas, confiando en que hay muchos días para disfrutar, y pueden ser distintos.

Porque me fui a comer con mis amigos, y me llevaron en coche.

Porque la comida estaba deliciosa, y pedimos de todo.

Porque la camarera era demasiado divertida, nos traía platos que no habíamos pedido y nos convencía de tomárnoslos.

Porque, como siempre, estuvimos recordando anecdotones de nuestros tiempos mozos. Nos lo pasamos muy bien, siempre es como si el tiempo no pasara.

Porque estaba todo delicioso.

Porque volví a casa a jugar con mis sobris y me dieron una bienvenida espectacular.

Porque hicimos lluvias de dinero con las moneditas de un juego de cartas.

Porque planeamos las vacaciones de verano.

Porque, estaba tan llena, que me fui sin cenar a la cama.

Porque he dormido soñando con cruceros, amigos, spas y experiencias maravillosas.

Fue un día abundante, ¡sí!

¿Y el tuyo?

¿Fue santo y abundante?

Un abrazo

PD: Tengo pendiente una torrija con una nueva receta.

PD2: Con fresas y plátano, ¡a ver si lo pruebo hoy!

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